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lunes, 15 de septiembre de 2008

CUARTO ARTÍCULO



La violencia escolar es un fenómeno producido por la acción u omisión de sucesos o condiciones desfavorables, ejercida esta, en la comunidad educativa y generalmente ocasionada dentro de la planta física del colegio, o en otros espacios directamente relacionados con el escolar (comedor escolar, dirección, oficinas y hogar entre otros), siendo así los estudiantes los más afectados; aunque no son los únicos (los profesores, padres de familia, y el personal de servicios generales también pueden ser afectado). Esta transgresión que desplaza la armonía educativa, es un suceso casi normal en las instituciones que se dedican a la enseñanza en el departamento y en general en todo el país. Es así como encontramos profesores y miembros de la comunidad educativa que:

Ø Gritan e insultan
Ø Abren los ojos para corregir
Ø Utilizan gestos y otras señas agresivas
Ø Son una “cuchilla”
Ø Son aburridos y aburridores
Ø Van al colegio a descansar
Ø Usan una metodología mandada a recoger
Ø No saben nada de las TICs

Y así como estos, otros sucesos que ustedes y yo sabemos que se dan en las escuelas e instituciones educativas.
Para ser más específica, les contaré de un caso que se dio en un plantel educativo de esta noble ciudad, evito el nombre para obviar males mayores. La profesora *Ubiltrilda observando que *Pedro y *Pablo estaban peleándose en el receso, se encaminó a separarlos y de que manera. Tomó a los niños por los brazos y después de zarandearlos como marionetas, abrirle los ojos y darle un capirotazo a cada uno, les gritó muy enojada –“bueno y es que ustedes creen que están en el patio de su casa, parecen perros y gatos, el recreo es para jugar no para pelear. ¡Vayan al salón! – grito la exasperada mujer.

Una joven que hacía sus prácticas pedagógicas en la institución, se le acercó a la profesora luego ella terminó de increpar a los niños (7 - 9 años) y le comentó que el trato de ella hacia los niños fue más agresivo que la riña de ellos y que por situaciones como esta le podrían abrir un proceso disciplinario. La profesora enojada y golpeada además por la razón, le dijo enfáticamente a la muchacha –“bueno mija y tu, ¿quién te crees que eres. . . el rector? Te cuento que yo soy nombrada por el gobierno y de aquí no me saca nadie”- y haciendo una mueca de desagrado se dio la vuelta y dejó a la chica con un palmo de narices.
No es que esté de parte de la profesora pero ella tenía razón al actuar de esa forma, hacía ya 17 años de haber sido nombrada por el ministerio y nunca se había preocupado por seguir preparándose y no porque la institución no le brindara el espacio para hacerlo; lo que sucedía era que ella no iba a gastar su dinerodinero y tiempo, en cursos que no le proporcionaran un ascenso en el escalafón o créditos que le ayudaran a lo mismo y como bien decía la señora nadie la iba a sacar de su cargo.
Es un axioma escuchar en boca de profesores y directivos docentes generadores de violencia escolar directa o indirecta que hacen lo que ellos quieren porque “yo soy nombrado por el gobierno y de aquí no me saca nadie” pero, ¿qué pasa con la pedagogía y la didáctica estudiadas a lo largo de una carrera educativa?
En realidad no se sabe por qué, cuando el docente es nombrado en propiedad Se “achanta”; ya no tiene el mismo espíritu fresco, dinámico, innovador y voluntarioso sino que por el contrario, se torna rutinario, desajenado incongruente con su labor y en muchos casos tedioso y odiado por sus educandos. Con lo anterior, no quiero afirmar que todos los maestros obran de igual forma, pero el quehacer y proceder pedagógico de cada orientador, tiene sus limitaciones conforme a la capacitación que cada uno se pertreche así mismo; después de haber obtenido el título o grado que lo habilita para ser un formador de hombres. La manera en que cada profesor se instruye, se ve reflejada en sus educandos, el del centro educacional para el cual labore y lo más importante, para su práctica pedagógica y la sociedad.
Cuando el docente está en continuo estudio y adiestramiento, sus conocimientos se trasmutan viéndose estos reflejados en la organización, distribución y producción de ambientes escolares de calidad, donde lo fundamental es hacer que los discípulos aprendan a aprehender y desarrollar sus diversas habilidades partiendo de una modernidad significativa. Los docentes que se hacen participes, de los talleres, seminarios, simposios y demás encuentros que contribuyan a incrementar su intelecto para aplicar instrucciones asertivas en las actividades curriculares, no solo están creciendo como persona y profesional idóneo, sino como un ente facilitador de procesos donde los estándares de calidad son el eje central.

Del mismo modo, me refiero a aquellos educadores que a pesar de tener un sinnúmero de “cartones” por decirlo así (me disculpan los que se sientan aludidos) se durmieron en los laureles y como están trabajando en instituciones gubernamentales y nombrados en propiedad (y de allí nadie los saca), no propenden por el mejoramiento y calidad de la educación de sus estudiantes, de la institución para la que laboran y para nuestra sociedad que tanto los necesita.
De acuerdo con la situación aquí planteada y otras que tal vez ustedes conozcan y yo no mencioné, es que debemos reflexionar sobre cuantas veces hemos sido unos “UBILTRILDOS” conscientes o inconscientemente, directa o indirectamente y en el futuro tratar de no cometer los mismos errores.

Recuerden mis amigos que el errar es de humanos, pero el tratar de no caer en el error es de sabios.

“Errar es humano; perseverar el error es diabólico.”
San Agustín de Hipona