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martes, 1 de abril de 2008

SEGUNDO ARTÍCULO





Desde hace ya algún tiempo, me ha asaltado la siguiente duda:
¿Por qué, si el Ministerio de Educación Nacional (MEN) y el siglo XXI exigen estándares de calidad en la educación, en La Guajira aunque profesionales tenemos docentes que no saben de pedagogía dirigiendo los diferentes grados de escolaridad en las instituciones gubernamentales y privadas?

La respuesta a este interrogante puede radicar en que hay muchos individuos sin formación e instrucción pedagógica orientando de manera indiscriminada y sin una metodología adecuada que llegue y forme a los educandos en los diferentes planteles educativos del departamento. El problema no es que ellos impartan enseñanzas, lo grave es que frente a dificultades pedagógicas normales en un aula de clases muchos de estos profesionales no saben como actuar porque no poseen las herramientas pedagógicas necesarias para resolverlas y de ahí que en lugar de resolver conflictos estos terminan empeorándolos o delegándole toda da responsabilidad a los estudiantes que siempre se llevan la peor parte o son según ellos los culpables de los sucesos; no se puede expresar con esto, que todos los profesionales sean iguales o que no amen lo que hacen, pero si se puede afirmar que la mayoría de estas personas están en este ejercicio porque es el único campo en el que pueden laborar fácilmente.

En efecto, la educación en nuestro departamento se ha convertido en la gran panacea de los diferentes especialistas desempleados, que ven en la docencia el remedio a todas sus dificultades.
Prueba de esto es que recientemente estuve presente en un diplomado de docencia universitaria y cual sería mi sorpresa al escuchar en el introductorio a gran parte de los asistentes decir que eran: abogados, fisioterapeutas, trabajadores sociales, ingenieros, contadores, administradores e inclusive había un biólogo. Y todos ellos tenían la necesidad de hacer ese curso porque con el y la influencia o “palanca” y los amigos “políticos” obtendrían un empleo como profesores de tiempo completo o catedráticos en escuelas, colegios y universidades y la prioridad era cursar ese diplomado para poder acceder a dicho empleo. Así mismo, traigo a colación que sólo habían 3 ò 4 personas de 25 más o menos que conocían de pedagogía y que no enfocaban el curso desde su perfil profesional si no en el de la docencia misma; no es lo mismo ver al estudiante como un educando que verlo como un objeto de mercadeo, un cliente o un paciente de acuerdo con la línea que maneje cada profesional según su especialidad.
Sería importante y muy significativo en nuestro departamento que en el campo de la educación todas las personas profesionales se especializaran no solo con un curso sino frecuentemente con seminarios, congresos, talleres y por supuesto carreras universitarias que incluyan la pedagogía dentro de los campos de enseñanza para así convertirse en pedagogos especialistas con conocimientos cimentados en: estrategias, métodos, programación, recursos e instrumentos encaminados a fomentar el aprendizaje y resolver las falencias que posean los educandos.

Recordemos que, un buen pedagogo es el que se transforma en el salón de clases y se convierte no solo en el orientador facilitador de conocimientos, si no en: padre, sicólogo, amigo, enfermero, terapeuta, compañero y consejero entre muchas de las funciones que los buenos docentes desarrollan. Es por esto y mucho más que los profesionales deben prepararse en cuanto a pedagogía se refiere y hacer de su especialidad un estudio en el que confluyan la didáctica, la sicología, la sociología, la decimologia, la metodología, los modelos y los enfoques que promuevan el aprendizaje en la educación para crear, moldear o modelar estudiantes capaces de adquirir aprendizajes significativos.


Novak y Gowin aseguran que:
“Todo buen docente debe facilitar que el aprendizaje significativo ocurra en sus alumnos, suscitando dudas e interrogantes respecto a los conocimientos que ya poseen, relacionando los temas con sus experiencias y saberes anteriores, ofreciéndoles oportunidades de ensayar y aplicar el nuevo concepto, asegurándose de que los alumnos formulen de forma adecuada la situación o problema y las soluciones propuestas” 1



Todos los profesionales de las diferentes carreras que quieran iniciar o seguir el ejercicio de la docencia deben propender por la capacitación en este ámbito para que lo anterior se traduzca en una educación de calidad donde se desarrollen todos los estándares y competencias exigidos por el Ministerio de Educación nacional y el siglo XXI.


Recuerden mis amigos docentes que el buen profesor no es aquel que sabe su asignatura sino el que sabe y conoce a sus estudiantes.


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1 Novak J. y Gowin B. Aprendiendo a Aprender, Ed. F.C.E, México 1998

martes, 1 de enero de 2008

PRIMER ARTÍCULO






Hoy en día los docentes estamos llamados a ser generadores de cambio. Un profesor debe poseer el 33% de entrega a su labor, un 33% de amor a sus pupilos y un 33% de investigador. Todo este porcentaje debe propender por el mejoramiento constante de los procesos educativos que el profesor desarrolle y convertirse no solo, en el docente facilitador de los diversos saberes de sus estudiantes sino, en un agente que promueva la ternura, la constancia, la responsabilidad y la diversión (entendiéndose esta, como todo procedimiento lúdico que logre afianzar conocimientos) para identificar fácilmente las falencias de su trabajo y de los elementos que conforman su quehacer pedagógico; el aula de clases debe convertirse en el taller donde el pueda resolver por evolución las diversas situaciones que se presenten y así transformarlas en nuevas experiencias significativas en procura de brindar bienestar, interés y expectativas de cambios con la comunidad educativa en la que se encuentre.


Algunas experiencias mal educan. Una experiencia mal educa cuando detiene
o distorsiona el crecimiento de la experiencia posterior… Así como un hombre
no vive ni muere para si solo, tampoco una experiencia vive ni muere para si
sola. Es por esto que se deben seleccionar el tipo de experiencias que
sobrevivan fructuosa y creativamente a la experiencia futura. (1)

Los maestros visionadores pueden enseñar con experiencias y no necesitan plegarse a ningún modelo pedagógico o estar encasillados en una asignatura para asumir una posición ecléctica
Toda enseñanza de calidad requiere de un profesor que tenga claridad a cerca de lo que va a enseñar, que sienta gusto por su oficio y que abra los horizontes culturales de los jóvenes a su cargo, sin menospreciar en ningún momento sus conocimientos previos o la realidad de su contexto. Cabe anotar, que las condiciones físicas del entorno en el que vivan los estudiantes influirán en el desarrollo de la aprehensión de los saberes.
Por ejemplo, un estudiante de la zona céntrica de Bogotá va a necesitar menos acercamiento del profesor porque posee las herramientas necesarias para obtener los saberes mientras que uno que viva en Riohacha donde son pocas las viviendas que poseen esas herramientas requerirá que el docente sea más creativo y utilice las estrategias necesarias para generar y asegurase que el alumno logre alcanzar ese mismo conocimiento.
El docente es el encargado directamente del aprendizaje y formación de sus alumnos y no puede desechar experiencias y conceptos que podrían mostrarle nuevas sendas de desempeño educativo pues la misión que cumple día atrás día requiere mucho estudio, apertura del pensamiento, ejecución de estrategias y esfuerzo.
El educador que no está en una constante capacitación o búsqueda del conocimiento tiene muchos limitantes y esto a su vez desencadena una serie de hechos que de una u otra manera repercuten en su quehacer pedagógico viéndose reflejado en la apatía, displicencia y hastío de sus educandos.

Con base en la experiencia de mi labor como docente durante los 13 años del ejercicio de mi profesión, me atrevo a afirmar que:
En nuestro medio, encontramos maestros que laboran sólo por la necesidad de devengar un salario; estos susodichos nunca valoran a los estudiantes de forma cualitativa y como no manejan la práctica pedagógica, en lugar de crear ambientes de aprehensión del conocimiento lo que consiguen, es transformar los espacios del saber en lugares conflictivos donde el interés radica solo en lo cuantitativo.

Stenhouse, propone pasar de un diseño curricular por objetivos a un diseño curricular por procesos, desde lo previsto, rígido, específico, mediable, autoritario y repetitivo hacia lo imprevisible, flexible, opcional, incierto, auto-evaluable y comprensible.

Es decir, que el estudiante ya no solo es responsabilidad del padre, madre o contexto sino, de su docente orientador y que lo cuantitativo, que aunque no se puede desechar pase a un segundo plano.
Los nuevos estándares de calidad le exigen a los docentes de hoy tener una mirada crítica y valorativa sobre el aprendiz, y poseer pensamientos amplios que se vean reflejados en los logros de sus estudiantes; para ello, el pedagogo debe crear una atmósfera donde el amor, la comprensión, el conocimiento y los estímulos confluyan generando la convergencia de los procesos de aprendizaje para que surjan: el diálogo, la crítica, la confrontación y la acción compartida en la práctica social y de esta manera, emerjan las estrategias de prevención y solución de problemas en pro del bienestar de la comunidad.

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(1) Dewey J. 1960. pp 25-28